En plena resaca de los Oscar (y digo en plena, porque, no nos engañemos, la borrachera hollywoodiana –con un toque bollywoodiano este año- conlleva una recuperación larga, y aún tenemos en la boca el regusto a estatuilla dorada –si no me creéis, fijaos en cuántas publicaciones continúan dándole bola al galardón de Pe-) parece que nadie pudiera mirar hacia otro lado, aunque sólo sea porque, con esto de la crisis y el cada vez más desorbitado precio de las entradas, a una no le alcanza el tiempo para ver todos los filmes premiados. Y así, en medio de este empacho cinéfilo que no consigo terminar de digerir, me topé la semana pasada con una película sencilla, sin inversiones millonarias a sus espaldas ni grandes pretensiones, que logró conmoverme y hacerme apartar la mirada del camino amurallado que me llevaba a Los Ángeles.
La película en cuestión es ya una cinta antigua (vivimos tan deprisa que me parece que las fotos de mis pasadas vacaciones ya pertenecieran a una vida anterior), del 2001, titulada Domésticas, y desconocida en España hasta que Casa de América tuvo la gran idea de presentárnosla este mes de marzo. Aunque su director sea Fernando Meirelles, apartad de la memoria el ritmo trepidante y la violencia de Cidade de deus. Domésticas es una historia sencilla sobre mujeres sencillas: cinco empleadas domésticas de Sao Paulo aspiran a cielos muy diversos pero comparten un mismo infierno: su trabajo. Quejosas de sus invisibles empleadores, que las ningunean, cada una persigue un sueño que, en algunos casos, llega a cumplirse. Contada en tono de comedia y alternando el género documental, estas cinco mujeres nos cuentan las experiencias de su vida cotidiana, componiendo un mosaico que retrata la clase trabajadora brasileña.
Una película más que recomendable, que consigue arrancarnos la sonrisa y más de una carcajada, a la vez que nos acerca a una realidad social que no nos resulta tan lejana. Cinco vidas entrelazadas que reflexionan sobre la posibilidad de cambiar el presente que les ha tocado vivir. Como dice una de las protagonistas, “el destino es como un tren; si uno no llega temprano, sólo ve el humo”. A partir de ahora intentaré llegar puntual a la estación.
Trailer de DomesticasCasa de AméricaEtiquetas: películas
ala...ya estoy enredada del todo...ya no me suelto...(linkeo en breve, que no se diga)
pues tienes razón...yo no había oído hablar de esta película en mi vida...(tiene buena pinta, apunto en la agenda)
hace unos días vi por fin Caramel (una peli libanesa de hace un año más o menos) Es también una historia de mujeres muy personal y muy sencilla, pero que merece la pena...
(la recomiendo)
un abrazo!